Tener un hijo no es el fin, es el comienzo de un reinventarse como ser humano; es el inicio de la responsabilidad que tomamos al darnos permiso de sembrar la semilla de la vida en el útero materno. Tener hijos es una responsabilidad y también un privilegio, el privilegio de darle sentido a la vida de una persona que se convertirá en el/la futuro(a) transformador(a) del planeta. Sin importar la condición o retos significativos de nuestros hijos, antes de tomar cualquier decisión respecto a su educación pregúntate: ¿Para qué decidí ser madre y/o padre de familia? ¿Qué tipo de ser humano quiero heredar a la humanidad? ¿Cuál es mi aportación para lograr ese planeta de paz, justicia, equidad, tolerancia y amor incondicional que quiero para los niños? ¿Qué voy a hacer HOY diferente para cambiar aquello que no me gusta en mi vida y que por ende, cambiará la vida de mi familia?
Si después de responderte estas preguntas vienen a tu mente nuevas ideas y acciones que tomar.... ¡Hazlo! Deja de decir "voy a tratar o lo intentaré" y comienza a hacerlo. La vida no espera tus tiempos... los hijos crecen sin pedir permiso para hacerlo. El tiempo de hacer tu mejor trabajo y convertirte en la mejor versión de la persona que puedes ser es HOY.
Deja de esperar a que cambie el sistema político de tu país para intentarlo o a que aprueben leyes que piensas que son la solución a tus problemas. Deja de esperar a que te den un diagnóstico médico para hacer lo que ya sabes que tienes que hacer. No esperes a que tu pareja cambie y que tu vida juntos funcione diferente para caminar hacia donde tu corazón te grita que camines. No te sientes a esperar a que tus hijos crezcan para cumplir tus anhelos... Deja de esperar y haz lo que tienes que hacer para lograr lo que deseas.
Si aún no sabes lo que quieres, entonces observa tu vida y comienza por transformar los pensamientos que te mantienen en el miedo, la ansiedad, el dolor y en el "no saber", quizá eso es lo que en principio necesitas lograr.
Hoy es el único día que tienes para avanzar, mañana... yo no sé.
Tener un hijo no es el fin, es el comienzo de un reinventarse como ser humano; es el inicio de la responsabilidad que tomamos al darnos permiso de sembrar la semilla de la vida en el útero materno. Tener hijos es una responsabilidad y también un privilegio, el privilegio de darle sentido a la vida de una persona que se convertirá en el/la futuro(a) transformador(a) del planeta. Sin importar la condición o retos significativos de nuestros hijos, antes de tomar cualquier decisión respecto a su educación pregúntate: ¿Para qué decidí ser madre y/o padre de familia? ¿Qué tipo de ser humano quiero heredar a la humanidad? ¿Cuál es mi aportación para lograr ese planeta de paz, justicia, equidad, tolerancia y amor incondicional que quiero para los niños? ¿Qué voy a hacer HOY diferente para cambiar aquello que no me gusta en mi vida y que por ende, cambiará la vida de mi familia?
Si después de responderte estas preguntas vienen a tu mente nuevas ideas y acciones que tomar.... ¡Hazlo! Deja de decir "voy a tratar o lo intentaré" y comienza a hacerlo. La vida no espera tus tiempos... los hijos crecen sin pedir permiso para hacerlo. El tiempo de hacer tu mejor trabajo y convertirte en la mejor versión de la persona que puedes ser es HOY.
Deja de esperar a que cambie el sistema político de tu país para intentarlo o a que aprueben leyes que piensas que son la solución a tus problemas. Deja de esperar a que te den un diagnóstico médico para hacer lo que ya sabes que tienes que hacer. No esperes a que tu pareja cambie y que tu vida juntos funcione diferente para caminar hacia donde tu corazón te grita que camines. No te sientes a esperar a que tus hijos crezcan para cumplir tus anhelos... Deja de esperar y haz lo que tienes que hacer para lograr lo que deseas.
Si aún no sabes lo que quieres, entonces observa tu vida y comienza por transformar los pensamientos que te mantienen en el miedo, la ansiedad, el dolor y en el "no saber", quizá eso es lo que en principio necesitas lograr.
Hoy es el único día que tienes para avanzar, mañana... yo no sé.
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