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Mostrando las entradas de abril, 2018

Lo que espero de mi hijo lo espero de mí

“Es más lo que nos une , que lo que nos separa. El ser humano es tan grandioso.”   Mónica  Estacio Hace un par de días tuve la oportunidad de entrevistar a la Dra. Mónica Estacio. La conversación con ella trajo a mi mente algunas reflexiones sobre lo que para mí ha significado ser madre de una persona con una diversidad funcional, en este caso, con autismo.   Cuando me enteré del diagnóstico de Eric, para mí ya no era una sorpresa (lo he contado en otras entradas de mi blog). Yo ya sabía lo que estaba pasando con mi hijo, también sabía el nombre del diagnóstico que recibiría, era únicamente cuestión de formalizarlo en un reporte avalado por especialistas en el tema. No hubo shock al recibir el diagnóstico, simplemente me confirmaron lo que para mí era inminente: “Mi hijo mayor Eric tenía autismo”.   Antes de aquel día, en el que nos llamaron a Carlos y a mí para darnos los resultados de las evaluaciones, Eric ya había comenzado a recibir terapia de lenguaje

Mamá, papá: sana tu corazón para sanarme a mí…

“Para sanar a la sociedad, hay que sanar a la familia, pero para sanar a la familia hay que sanar a la familia interior.” Claudio Naranjo Decenas de padres de familia se han acercado a mí pidiendo ayuda, herramientas, consejos, estrategias y “soluciones” para lograr que sus hijos cambien su comportamiento. Algunos de ellos buscan que sus hijos obedezcan reglas absurdas que los adultos se sacan de la manga como si fueran el Mago Merlín, y demandan que sus hijos dejen de actuar como si no conocieran la diferencia entre lo que está “bien” y lo que está “mal. Otros, los que tienen hijos con diagnóstico de autismo o alguna otra condición del desarrollo, me buscan desesperados para preguntarme cómo resolver tal o cual comportamiento o reto significativo que están enfrentando con su hijo y no saben a dónde recurrir o qué hacer. En general, la mayor parte de los adultos me buscan para que yo les dé soluciones y recetas mágicas que en tan solo una o dos semanas, puedan transfor

Destino Final

Sentada en el asiento 21F en un avión de Delta, lista para ir de regreso a “casa”, contando las horas para encontrarme en el aeropuerto con mi hijo mayor Eric, el "DinosaurMaster" (como él mismo ha decidido nombrarse), el capitán del avión anuncia (después de 30 minutos esperando a que despegue el avión): “se ha reventado una de las válvulas del avión, no podremos viajar a Atlanta en éste, todos los pasajeros serán ubicados en diferentes vuelos para completar su viaje. Nos tomará entre cuatro y cinco horas poder ubicar a todos los pasajeros (vuelo lleno) en el avión que los llevará a su destino final...”   Destino final... me pregunto si todos los pasajeros del vuelo de Delta 366 sabíamos cuál era verdaderamente nuestro destino final. Será posible que cada uno de los pasajeros de este vuelo alcance a comprender que a pesar de que todos “perderemos el mismo avión” (sentido figurado), en realidad, cada uno estamos experimentando nuestra propia pérdida y por en