... El problema no es con nuestro cerebro. El problema es nuestra mente cuando la limitamos a lo que conocemos, lo que nos enseñaron y que finalmente, terminamos convirtiéndolo en “nuestra verdad”. Lamentablemente eso que asumimos como “nuestra verdad”, es lo que intentamos transmitir a nuestros hijos y estudiantes para convertirlos (sin querer) en mentes limitadas que repiten y amplían nuestras conductas erróneas. Así se repiten los patrones y se va deteriorando la humanidad; saturada de creencias, de pensamientos lineales que solamente ven dos o tres opciones para solucionar las situaciones difíciles. Nos comportamos como humanos con mentes que piensan que “más vale viejo por conocido, que malo por conocer”. Así nos vamos quedando estancados en el mismo lugar, con la mismas personas y/o situaciones en las que ya no soportamos estar, pero decidimos quedarnos por el pavor que le tenemos a lo desconocido. En pocas palabras: ”somos hombres de poca fe; con una fe