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Mostrando las entradas de julio, 2017

"Etiquetas": limitan y fracturan la relación con los hijos

Cuando asignamos un calificativo o etiqueta a nuestra persona u otras personas (lento, desordenado, malo en la escuela, mala memoria, el bufón, depresivo, apático, callado, travieso, tímido, callado, desesperado, hiperactivo, comelón, desastroso, escandaloso, grosero, etc.), estamos limitando nuestra capacidad de ver el potencial que nosotros o esa otra persona tiene, mucho más allá de lo que que estamos "observando".Todos los juicios que emitimos y calificativos, mejor conocidos como "etiquetas", son parte de nuestras creencias, nuestra herencia familiar, educación (en casa y en la escuela), nuestra cultura, religión, y por supuesto de nuestros miedos generados por las experiencias de vida de nuestra familia y de nosotros mismos. Todos los eventos enlistados anteriormente son algunos de los que nos llevan a pensar que "sabemos" cuál es la mejor manera en la que otros deben ser, pensar y funcionar. El científico y humanista Humberto Maturana dice: "

Tu momento de ser madre/padre es HOY

Tener un hijo no es el fin, es el comienzo de un reinventarse como ser humano; es el inicio de la responsabilidad que tomamos al darnos permiso de sembrar la semilla de la vida en el útero materno. Tener hijos es una responsabilidad y también un privilegio, el privilegio de darle sentido a la vida de una persona que se convertirá en el/la futuro(a) transformador(a) del planeta. Sin importar la condición o retos significativos de nuestros hijos, antes de tomar cualquier decisión respecto a su educación pregúntate: ¿Para qué decidí ser madre y/o padre de familia? ¿Qué tipo de ser humano quiero heredar a la humanidad? ¿Cuál es mi aportación para lograr ese planeta de paz, justicia, equidad, tolerancia y amor incondicional que quiero para los niños? ¿Qué voy a hacer HOY diferente para cambiar aquello que no me gusta en mi vida y que por ende, cambiará la vida de mi familia? Si después de responderte estas preguntas vienen a tu mente nuevas ideas y acciones que tomar.... ¡Hazlo! Deja

¿Está bien que mi hijo de 3 años con autismo imite todas las acciones de sus dibujos preferidos?

Para responder esta pregunta lo primero que debo aclarar es que “no soy especialista en desarrollo de lenguaje”, soy madre de dos adolescentes y uno de ellos diagnosticado con autismo. Fui maestra por varios años en salones de clase con alumnos neuro-típicos y otros con diversas condiciones del desarrollo. Es mi experiencia de vida y profesional la que utilizaré para responder a tu pregunta.   Como en cualquier caso, “todo en exceso puede perjudicar”. No me atreveré a decir retira a tu hijo de la televisión o la computadora porque desconozco la cantidad de tiempo que él está siendo expuesto a estos medios; tampoco sé si la persona que está con él la mayor parte del día está instruida para saber como re-dirigir su atención y crear oportunidades de comunicación para relacionarse con él o bien, si las condiciones familiares requieren que el pequeño pase tiempo prolongado frente al televisor. Definitivamente el exceso de tiempo frente al televisor, tableta, computadora o el celular

Guerra de poderes

Guerra de poderes entre padres de familia cuando el matrimonio dejó de cumplir su función de vida para una o ambas partes. Papá intentando pisar a mamá y hacer lo posible para hacer difícil la vida de quien algún día fue su gran amor y la madre de sus hijos. Madres sintiéndose y observándose atacadas,  indefensas y víctimas de la prepotencia y de la frustración de una persona que ante la evidencia inminente de haber estado casados con una gran mujer, se entregan a la frustración de un aparente fracaso que solamente existe en su imaginación.  Estos escenarios se repiten en mis asesorías una y otra vez y debo aclarar que la descripción inicial del papel del hombre y el de la mujer puede ser inverso. Lo más doloroso de estas situaciones son los hijos, que en innumerables ocasiones son utilizados por los padres y/o madres como rehenes o frente de guerra, como carnada o como escudo de protección para proteger y esconder las emociones de adultos que no pueden lograr acuerdos civiliz

“Hakuna matata" se cantó en México por la inclusión de familias con niños diagnosticados con autismo

“Sin preocuparse es como hay que vivir” es una de las frases que probablemente miles de padres de familia hemos aprendido a olvidar después de recibir el diagnóstico de uno (o más de uno) de nuestros hijos: Trastorno del Espectro del Autismo (TEA). Un diagnóstico complejo y lleno de esquinas que parece que nunca terminamos de conocer. El autismo es un diagnóstico compuesto por una abanico de trastornos y desórdenes neurológicos (alimenticio, del sueño, sensoriales, hiperactividad, digestivo, de comunicación, ansiedad, convulsiones, conductuales, de socialización, etcétera) contenidos en cada uno de los chicos diagnosticados con TEA en diferente combinación de retos, habilidades, dimensiones, colores y sabores. No es necesario ahondar más en la explicación de este diagnóstico cuando en realidad lo que más les afecta a nuestras familias, es la falta de tolerancia de muchas personas, “allá afuera”, que dicen estar diagnosticadas como “normales”. Los chicos con autismo, y/o con o

Mi sobrino se rehúsa a asistir a la preparatoria. Él está diagnosticado con autismo, ¿cómo podemos ayudarlo?

Esta pregunta tiene un sin número de respuestas, ya que todo depende de las habilidades, retos, experiencias, apoyos escolares, la comunicación entre padres y escuela que han venido asistiendo durante los primeros años de escuela de Antonio. Para responder de manera objetiva, debo citar lo que la tía de Antonio me comentó: “Antonio tiene una condición rara, los médicos y psicólogos no han dado con su padecimiento, dicen que es un síndrome pero que lo diagnostican como autismo para que tenga la ayuda en la escuela. El tiene problemas con adaptación social, sin embargo actúa casi normal. Antonio es muy bueno dibujando y en los deportes, especialmente el futbol americano. Es un chico de rutina, le cuesta trabajo salir de ella pero finalmente acepta; en general es obediente; también es repetitivo: hace o dice una cosa hasta que se le dice “fue suficiente”. Salió con un buen promedio de la secundaria.” En la actualidad, la escuela ha dejado de ser el lugar favorito de much

Es muy fácil juzgar a México

¿Cómo no querer hacer lo que hago en mi país cuando sé que mi gente tiene como modelo ideal de vida el ejemplo de un país vecino que en muy poco se parece al nuestro? ¿Cómo no desear sembrar semillas de transformación en mi México cuando la gente insiste en compararlo con una nación cuya historia se construyó enteramente diferente a la nuestra? ¿Cómo no cambiar primero mi propia visión acerca de mi gente cuando ese es el comienzo de "cambiar" la situación de mi país? Con frecuencia juzgamos sin piedad a nuestro país sin caer en cuenta que al hacerlo, en realidad estamos hablando mal de sus habitantes y por ende de nosotros mismos. Como pobladores de una nación, somos co-creadores de lo que ahí se vive, de su idiosincrasia, de la intolerancia de su gente y de su falta de humanismo. Somos co-creadores de los sistemas que funcionan y también de los que no funcionan, así como somos parte de esa mentalidad que se niega a evolucionar por miedo a lo nuevo y desconocido.