Guerra de poderes entre padres de familia cuando el matrimonio dejó de cumplir su función de vida para una o ambas partes. Papá intentando pisar a mamá y hacer lo posible para hacer difícil la vida de quien algún día fue su gran amor y la madre de sus hijos. Madres sintiéndose y observándose atacadas, indefensas y víctimas de la prepotencia y de la frustración de una persona que ante la evidencia inminente de haber estado casados con una gran mujer, se entregan a la frustración de un aparente fracaso que solamente existe en su imaginación. Estos escenarios se repiten en mis asesorías una y otra vez y debo aclarar que la descripción inicial del papel del hombre y el de la mujer puede ser inverso.
Lo más doloroso de estas situaciones son los hijos, que en innumerables ocasiones son utilizados por los padres y/o madres como rehenes o frente de guerra, como carnada o como escudo de protección para proteger y esconder las emociones de adultos que no pueden lograr acuerdos civilizados y en el mejor beneficio de TODA la familia. Adultos imprudentes e inmaduros que pierden la cabeza al no saber cómo manejar las circunstancias que pertenecen al mundo de los ADULTOS; con limitada capacidad para solucionar los conflictos que AMBAS partes han creado (aunque a muchos les duela reconocerlo) de manera inteligente y pacífica. Con CERO o menos cero capacidad de asumir la responsabilidad que les corresponde en el conflicto, sin caer en el papel de culpable, víctima o de victimario. Adultos con poca inteligencia emocional pero que, “allá afuera”, juegan a ser brillantes e inigualables trabajadores, profesionales o empresarios, personas confiables, sensibles, de gran corazón y con mente abierta.
Hoy levanto la voz en nombre de los niños y adolescentes víctimas de padres y madres de familia que actúan con prepotencia y/o con victimismo, que utilizan el bienestar y la felicidad de sus hijos como una recompensa, como un trofeo o premio que hay que ganar por acuerdos de dinero, tiempo y poder. Hoy protesto por las acciones ridículas de adultos que usan a los niños para encubrir sus propios miedos y frustraciones. Ni qué decir cuando hay hijos con diagnóstico, con enfermedades de riesgo y/o condiciones neurológicas que son completamente indefensos ante estas situaciones por no poder expresarse adecuadamente y que la calidad de su vida y evolución está en manos de adultos irresponsables y desalmados que huyen dejando sin amparo (emocional y financiero) o juegan al “pobrecito(a) víctima”.
Hoy pido paz y armonía en la vida de los niños y adolescentes, pido que los padres entiendan que AMOR no tiene nada que ver con CONTROL, pido un destello de compasión en el corazón de los padres ciegos de miedo, dolor, frustración y poder.
Hoy pido amor por quienes realmente son víctimas de la irresponsabilidad de los padres: “los hijos”.
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