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Es muy fácil juzgar a México


¿Cómo no querer hacer lo que hago en mi país cuando sé que mi gente tiene como modelo ideal de vida el ejemplo de un país vecino que en muy poco se parece al nuestro? ¿Cómo no desear sembrar semillas de transformación en mi México cuando la gente insiste en compararlo con una nación cuya historia se construyó enteramente diferente a la nuestra? ¿Cómo no cambiar primero mi propia visión acerca de mi gente cuando ese es el comienzo de "cambiar" la situación de mi país?

Con frecuencia juzgamos sin piedad a nuestro país sin caer en cuenta que al hacerlo, en realidad estamos hablando mal de sus habitantes y por ende de nosotros mismos. Como pobladores de una nación, somos co-creadores de lo que ahí se vive, de su idiosincrasia, de la intolerancia de su gente y de su falta de humanismo. Somos co-creadores de los sistemas que funcionan y también de los que no funcionan, así como somos parte de esa mentalidad que se niega a evolucionar por miedo a lo nuevo y desconocido.

En la medida que llevamos a cabo acciones desde la paz, el respeto y en el mejor beneficio de todos los involucrados, en esa medida estamos contribuyendo a transformar los sistemas que ya no están funcionando. Por el contrario, en la medida que únicamente nos quejamos, que somos injustos en casa y observamos injusticias en nuestra comunidad y nos negamos a sensibilizarnos y tomar acciones distintas a las acostumbradas; en la medida que que agredimos a los miembros de la familia y al vecino, que juzgamos lo que nos parece mal del otro, que criticamos con odio a políticos corruptos que nosotros hemos llevado al poder,  en esa medida estamos también expandiendo la conciencia del: “es imposible”, “nunca va a cambiar”, el estancamiento, el NO amor, el odio y la exclusión social.

Hoy los invito a observar su propia vida, su manera de pensar respecto a su raza, su manera de manifestar respecto a su país y a sus vecinos. Les invito a revisar todo lo que ustedes regalan con amor y sin expectativa a su propia gente. Hoy los invito a entender que el único modo de lograr lo imposible es creer que es posible. Hoy los invito a dejar de juzgar el país en el que viven, y a elaborar una lista de todo aquello que USTEDES (personalmente) están dando a su país para que éste se transforme en el lugar que quieren para ustedes y para sus familias.

Somos humanos que desde el nacimiento fuimos dotados de la energía del amor. Utilicemos esa energía, volvamos a sentir el amor y la pasión que sentimos de niños por jugar a ser adultos, por querer arreglar los problemas de la vida de los grandes.


Antes de señalar y juzgar a tu país....busca dentro de ti.

Comentarios

  1. México tiene tanto para dar... tanto para sentirse orgulloso, tanto de conciencia humana, solo tiene que voltear a ver que el desarrollo, no es algo que se impone desde fuera como un modelo, es un espacio que genera desde dentro, mirándose a los ojos entre paisanos.

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