Ir al contenido principal

La inclusión desde dentro



Viktor Frankl después de vivir en un campo de concentración dijo: 
“la felicidad se construye escogiendo tu actitud en cada momento
y circunstancia de la vida”. Digamos que la felicidad se logra
un momento a la vez, un pensamiento a la vez…


Para cambiar al mundo primero debemos transformarnos cada uno de nosotros. Una persona a la vez. Los desafíos de la humanidad son demasiados, el autismo es solamente uno de ese número finito de retos que existen y que requieren una gran cantidad de apoyos para evolucionar. 

El cambio de pensamiento y sentimiento en la humanidad, ocurre únicamente cuando somos capaces de modificar nuestra percepción sobre los problemas que parecen bombardearnos a través de las pantallas de nuestros aparatos comunicadores, que continuamente atraen nuestra atención con noticias catastróficas, aterradoras y amenazantes. Cuando las personas comprendemos que mientras continuemos observando “los problemas y amenazas” que impactan a la humanidad, desde el miedo, la rabia, el dolor, el resentimiento, esas situaciones únicamente nos parecerá que se expanden y multiplican en tiempo y dimensión, y nuestra esperanza de erradicarlas o transformarlas se sumen en un agujero negro que parece no tener final.

Por mi parte, conservo la esperanza de que un día los seres humanos integremos el conocimiento de que somos más poderosos que las “malas noticias” en el mundo y que nuestras propias “tragedias” personales. Tal como lo indica la ley del Centésimo Mono: en cuanto una masa crítica o una cantidad mínima de personas necesarias entendamos y hagamos nuestro el conocimiento de que con nuestra transformación interna podemos impactar favorablemente a quienes se encuentran a nuestro alrededor, lograremos transformar a nuestras familias, vecindarios, comunidades, pueblos, ciudades, países, continentes y finalmente al planeta entero.

Soy madre de dos adolescentes, uno de ellos con autismo y entendí hace tiempo que para buscar solucionar el tema de inclusión y respeto a los derechos humanos de mis hijos (con y sin autismo), soy yo la que debía comenzar a incluirme en actividades que incluyeran a otras personas que me había dedicado a excluir e ignorar su existencia. Soy yo la que debía incluir (sin juzgar), diferentes conocimientos, comportamientos, percepciones y puntos de vista. Soy yo la que debería respetar, incluirme con los otros… ”los diferentes”, a pesar de que ellas y ellos NO están interesados en conocer y entender el diagnóstico de mi hijo. Por último, soy yo la responsable de querer que el mundo entero sepa sobre autismo aún cuando estoy consciente de que la humanidad tiene un finito número de retos por resolver en cada rincón del planeta.

Te invito a reflexionar, a ser feliz y dar amor sin esperar recibir. Reparte amor en silencio por las calles y permite que lo reciban aquellos que están listos para recibirlo, deja de esperar que el mundo entero acepte a tus hijos, cuando muchos ni siquiera pueden aceptar a sus propias familias o incluso su propia vida…

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Los hijos no te escuchan, te observan...

Cuando pensabas que no te veía, te vi pegar mi primer dibujo al refrigerador e inmediatamente quise pintar otro.                            Cuando pensabas que no te veía, te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.                               Cuando pensabas que no te veía, te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo hablar y en quien confiar.                              Cuando pensabas que no te veía, te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos ayudarnos y cuidarnos unos a otros.                               Cuando pensabas que no te veía, te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben compartirlo con quienes no tienen.                               Cuando pensabas que no te veía, te sent

Inclusión, ¿una utopía o una realidad?

Inclusión... ¿una utopía?, ¿un ideal?, ¿un sueño inalcanzable para la raza humana? No lo sé, pero mientras exista el mal entendimiento de que somos una especie con una inmensa diversidad y por lo tanto de inagotables diferencias, será un reto entender de raíz lo que es la inclusión y llevarla a cabo. La inclusión no debe ocurrir únicamente con personas con diagnósticos neurológicos o biológicos, la inclusión debe ocurrir bajo cualquier circunstancia en la que una persona o un grupo de personas sean mal entendidas por el resto. La exclusión ocurre con los adolescentes están por vivir una etapa mal entendida y los tachamos de rebeldes, no pensantes e irresponsables; con el autismo por ser una condición que no tiene explicación "lógica" y por lo tanto, no hay lógica general para relacionarse con ellos. Con los diagnósticos en los que faltan o sobran cromosomas porque físicamente nos parecen diferentes y sus necesidades biológicas son muy diferentes a las del resto. Co

La solución del problema eres tú

¿De qué sirve pensar tanto en la solución de un problema, si la solución del problema eres tú? Es tu manera de ver el "problema" la que puede darle la mejor solución. No son tus "magníficas" tres ideas de solucionar la situación las que te llevarán al resultado que deseas.  Es muy posible que tus ideas para "solucionar el problema" sean bastante limitadas y seguramente han sido pensadas desde tu miedo y no desde tu serenidad y confianza... ¿de qué sirve pensar cuando lo que piensas es "miedo"? La solución del problema, es solucionar tu problema interno para ver con claridad aquello que aún no has logrado observar.